LA HISTORIA DEL LÁPIZ DE LABIOS


Parece ser que el “lápiz de labios”, o lo primero que se asemejaba a ello, se comenzó a utilizar hace alrededor de 5000 años en la antigua Mesopotamia, triturando piedras semi-preciosas y aplicándolas sobre los labios y alrededor de los ojos. Los antiguos egipcios y más concretamente la famosa Cleopatra, aplicaba sobre sus labios una mezcla de escarabajos carmín triturados, que tenían un pigmento rojo profundo. No anda muy lejos del pigmento que se utiliza actualmente para los labiales color rojo: el ácido carmínico, que proviene de unos insectos, las cochinillas del cactus, que se secan y trituran, dando lugar al colorante. Y otras curiosidad: los primeros pintalabios con efecto brillo fueron elaborados usando una sustancia iridiscente encontrada en las escamas de peces.
Los labiales empezaron a ganar popularidad en el siglo XVI, durante el reinado de la reina Isabel I, quien puso de moda los rostros pálidos y los labios intensamente rojos. En aquel entonces, los lápices labiales se elaboraban con una mezcla de cera de abejas y pigmentos rojos de diferentes plantas.
Fijaos el revuelo que causaba el uso del lápiz de labios, que en el siglo XVIII en Inglaterra se prohibió el maquillaje. Las mujeres que se pintaban los labios eran condenadas por brujería. En el siglo XIX se consideraba vulgar y propio de gente de “mala vida”.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el uso del lápiz labial se extendió gracias a su uso en la industria del cine.
Y hoy en día, su uso está tan extendido que millones de personas lo utilizan a diario. 
En Carmex nos encanta todo lo que sea realzar los labios, eso sí, os recomendamos aplicar bálsamo labial en cualquiera de nuestros formatos antes del labial de color, notaréis la diferencia

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